sábado, 4 de mayo de 2013


SALUD Y ENFERMEDAD PROBLEMAS CONCEPTUALES


De primera intención no parece difícil definir el concepto de salud y enfermedad. A menudo se relaciona la salud o enfermedad con la percepción que se tiene socialmente. Asociamos la enfermedad a sensaciones de malestar e incomodidad que normalmente no experimentaríamos en nuestra vida diaria. Interviene en la definición de salud y enfermedad las temporalidad del malestar que la persona presente, por lo general cuando la temporalidad es larga la persona la considera una enfermedad, muy por el contrario si la enfermedad es corta, simplemente la considera un malestar pasajero sin llegar a llamarla enfermedad como tal. Como ejemplo podríamos poner el caso de una persona que llega del trabajo llena de energía a su casa, en la mayoría de las ocasiones no tomaría esto como una demostración de salud, ni siquiera seria algo de lo que se percataría. Por el contrario si esta misma persona llegara a su casa con un cansancio excesivo después del trabajo, enseguida pensaría que pasa por un proceso patológico.

La salud como ausencia de enfermedad
Una solución utilizada anteriormente para evitar problemas de definición tan compleja, fue proponer que la salud fuera la ausencia de enfermedad. Solo debían definir enfermedad, que al criterio de todos, era más fácil definir que el concepto de salud. Se llego a la conclusión de que para decir que la persona estaba en un proceso de enfermedad, se debían cumplir 3 criterios.
La existencia de un fenómeno patológico 
Esto es toda existencia de algún tipo de alteración a nivel estructural o funcional, cosa que fue más observable a mediados del siglo pasado con la ayuda de los estudios de Rudolf Virchow , médico antropólogo y político alemán, que menciono que toda enfermedad implica un proceso patológico.
Gracias a esto era comprobable visualmente la alteración que se daba a nivel tisular en el individuo que presentaba una enfermedad. Aunque es cierto que no todo proceso patológico implica una enfermedad.  En la actualidad es muy frecuente encontrar relaciones de arteroesclerosis a edades muy tempranas, en autopsias de jóvenes que han muerto por alguna causa no relacionada, o por algún accidente.  La presencia de lesión no indica que haya enfermedad. Esta podrá presentarse o no, muchos años después del comienzo de la lesión.
Alteración manifiesta de la funcionalidad biológica o social del individuo
Este es el elemento más controversial de la definición de enfermedad. Pero al reflexionar acerca de lo que significa “alteración manifiesta” , “funcionalidad biológica” o peor, “funcionalidad social”, nos percatamos de lo difícil que es llegar a acuerdos científicos. Hay que pensar para quien sería manifiesto y que sería manifiesto. Podría tomarse en cuenta el individuo o su contexto social.
La funcionalidad y la definición de esta dependerán de ciertos valores que la sociedad imponga como necesarios.
 Anteriormente se consideraba la heterocromía del iris era considerada una patología y un eczema era considerado algo divino. En aquel tiempo algo que hoy es meramente estético era disfuncional, y viceversa, algo que se considera disfuncional era una cualidad positiva.
Capacidad para poder clasificar la enfermedad en una categoría nosológica determinada.
Actualmente el médico considera a su paciente como un ente que posee una patología a descubrir. La definición de enfermedad y salud es aun desconocida por ciertos doctores de forma correcta. Algunos prefieren adoptar la definición de la OMS que , si no es incorrecta, es algo paradigmática, pues se tomo como un acuerdo político y social entre diversos países pertenecientes a la organización, es una definición muy lineal, que si bien, es utilizada por muchos médicos para un contexto conceptual, siempre terminaran adoptando sus propias creencias acerca de salud y enfermedad.
La clasificación de las enfermedades enfrenta dos problemas. Primero, para muchas personas que se sienten mal, ya sea física o psíquicamente, no es posible clasificar su padecimiento en una determinada categoría para realizar un diagnostico.
Por lo general, el médico se limita a actuar sobre los signos y síntomas que presenta el paciente, y gracias a estos el médico puede encasillar al paciente en un determinado cuadro para ayudar a encasillarlo en un diagnostico.
El problema es que si no encaja dentro de ningún cuadro, para el medico, el paciente no esta enfermo. Esta situación se hace especialmente crítica cuando el médico cuando el médico asume que el paciente es un simulador, que busca algún beneficio concreto por considerarse enfermo.
La mayoría de las enfermedades no siguen un modelo causa-efecto, a lo que llamamos modelo unicausal. Existe una imposibilidad de definir a una enfermedad por su causa, de manera que  la posibilidad de contruir un esquema clasificatorio absoluto, o natural, esta en seria duda.
En la epidemiologia estadounidense predomina un modelo multicausal, propuesto fundamentalmente por Brian McMahon, quien argumenta que la etiología de la enfermedad tiene secuencia que consta de dos partes: 1. Eventos causales que ocurren antes de cualquier respuesta corporal, 2. Mecanismos intracorpóreos que conducen desde la respuesta inicial hasta las manifestaciones características de la enfermedad.


Un retorno a la salud
Una definición que ha logrado alto grado de aceptación es la ofrecida por OMS/UNICEF en la reunión de Alma-Ata (URSS) en 1978. Ahí se dice que la salud es:
…el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades; es un derecho fundamental, y el logro del grado más alto posible de salud es un objetivo social importantísimo en todo el mundo…
Está definición es muy usada por muchos doctores, sin embargo como había comentado la definición al ser un acuerdo político entre varias naciones y tiene limitaciones  importantes para ser aplicadas de forma científica.
Posteriormente, en 1965, la epidemiologia estadounidense se hizo otro importante aporte al problema de definición de la enfermedad, con el trabajo de Leavell y Clarck sobre la historia natural de la enfermedad, que en la actualidad es muy citado por las instituciones de aprendizaje y de aplicación del conocimiento medico. Sin embargo, la cristalización realizada por Leavell y Clarck retorna a la posibilidad de considerar a la enfermedad como una entidad definida y la clasificación queda legitimada en sus bases conceptuales como algo más que un dispositivo empírico de utilidad epidemiológica.
Podríamos decir actualmente la común frase de “no existen enfermedades, sino enfermos” pero no podemos establecer estados inamovibles o situaciones ahistóricas, puesto que el hombre es un ser dinámico, en cualquier dimensión que lo analicemos: biológica, psicológica o social. El ser humano no es un ente aislado, que vive en sociedades abstractas. Vive en sociedades especificas, donde se dan relaciones sociales. Este conjunto determinara, en buena medida, su estado salud-enfermedad  y más aun su forma de comprenderlo. No existen estados absolutos de salud o de enfermedad sino procesos dinámicos, complejos, en los cuales los factores biológicos de daño y recuperación quedan insertados en la vida social, que es donde el proceso actúa.
Casos de análisis
En la vida humana lo fundamental no es ciertamente que una especie de microrganismo interaccione con ciertas células y tejidos de una manera muy predecible, sino la variación del modo en que ese hecho afectó a esa vida, y cómo fue comprendido ese proceso.
En la actualidad el ejemplo más notable es el sarampión. Esta es una enfermedad que normalmente afecta a los infantes. Socialmente es tomada como normal pues es una enfermedad constante en el tiempo. La percepción social se vuelve negativa cuando la persona muere por complicaciones relacionadas con el sarampión. El estado de desnutrición puede traer complicaciones letales, pero la gente percibe este hecho atribuyéndole la culpa a la enfermedad, no al estado de desnutrición del individuo, pues es más fácil arreglar el problema del sarampión que el problema de la desnutrición.
Todo parece indicar que la sociedad identifica como causas fundamentales de enfermedad aquellas que tienen la menos relación posible con la estructura social y que pueden ser atacadas sin cambiar a ésta.

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