sábado, 4 de mayo de 2013

EL PROCESO DE ENFERMAR

El concepto de enfermedad pertenece al campo de estudio de la biomedicina; sin embargo este concepto no es estático y ha ido e irá cambiando a lo largo de la historia de la medicina, estos cambio se originan a partir de nuevo conocimiento y de la formulación y aceptación de nuevos modelos.
Los cambios afectan las clasificaciones, cuyos criterios o ejes de organización pueden ser distintos o variar en su jerarquía y se podría decir que la decisión de cambio está condicionada por los recursos, y es bien sabida la relación entre los recursos, el conocimiento y los modelos.
En contraposición a la forma de ver la enfermedad como algo opuesto a la salud, esta la forma que sostiene que la diferencia no puede establecerse más que en términos relativos o comparativos y teniendo en cuenta factores de interacción y de exigencias adaptativas, ya que el organismo es visto como un conjunto coordinado de funciones en constante adaptación y ajuste a los cambios ambientales. Estas consideraciones son importantes para la medicina preventiva, la cual plantea la necesidad de identificar el potencial de fallo de los mecanismos de adaptación.
Cada instancia de enfermedad es diferente porque se produce sobre un diferente sustrato, constituido por un organismo particular, es decir, las manifestaciones de una misma enfermedad serán siempre variables, por lo que se llega a una afirmación radical de que no hay enfermedades sino enfermos; sin embargo, la enfermedad es la entidad o el concepto, entonces, los enfermos representan la fuente de la variabilidad y constituyen las instancias especificas de presentación de aquella entidad.
La actuación del médico al enfrentarse con la enfermedad está perfectamente definida en todo momento por los conocimientos y las convenciones que la regulan y de manera importante por numerosos factores sociales y psicológicos como son:
La selección de pacientes: esto es que solo una parte de las personas enfermas consulta a su médico, y no necesariamente las personas más graves son las que acuden a los servicios médicos y esto está condicionado también por diferentes factores o aspectos psicológicos y sociales.
Acceso a la información por parte del médico: una vez que se ha establecido el primer contacto con el médico, la eficacia y la posibilidad de su incidencia esta mediada por factores que dependen del paciente y de cómo este presente los síntomas y ofrezca la información.
Influencias reciprocas médico-paciente: se produce una influencia mutua entre el médico y el paciente, esto es que uno tiende a mantener determinadas pautas de comportamiento en el otro.
Presunciones o creencias que subyacen a la actuación médica: asumir que es un enfermo todo individuo que acude a la consulta y, en caso de duda, seguir sospechando de enfermedad, estos errores derivados de esta postura son graves en enfermedades psiquiátricas.
Valores y creencias sociales: el médico actúa bajo la influencia  de sus creencias y principios éticos, y estos no dependen solo de su profesión, sino de la pertenecía a una determinada cultura y clase social.
Uno de los mas fundamentados principios en medicina es que el tratamiento ha de incidir sobre las causa y esto hace necesaria su correcta conceptualización. La primera y la más importante distinción que hay que hacer a este nivel es  a que se establece entre la simple presencia de un hallazgo patológico y de su grado de justificación del cuadro.
En segundo lugar, es necesario distinguir las tres categorías en que se puede clasificar las causas pertinentes:
Factores desencadenantes: son los que ponen en marcha y determinan la aparición inicial, pueden ser simples y necesarios, pero no suficientes, y pueden convertirse en tales por sumación e interacción con otros.
Factores cronificadores: no todos los pacientes con cuadro agudo se convierten en crónicos.
Factores etiológicos secundarios: estos son los únicos a los cuales se tiene acceso directo en el estudio de un cuadro crónico, son los factores encargados de que el proceso no se repita.
Los primeros modelos explicativos de la enfermedad han sido de tipo determinativo y lineal, como es habitual, por ser los más simples e intuitivos. Tras haber agotado los recursos defensivos o adaptativos del organismo, la causa o agente patógeno provoca una respuesta patológica que está en relación directa y lineal con la magnitud del agente o de la invasión.
A raíz de la constatación de que las relaciones no son lineales se formulan modelos complejos. A partir de su consideración se formulan modelos complejos cuyos componentes básicos son:
  1.     Los factores fisiológicos o fisiopatológicos.
  2.      Factores contextuales
  3.      Factores psicológicos.
  4.      Conductas de enfermar y los síntomas.

Los dos modelos complejos amas importantes son:
El modelo acumulativo que es plurifactorial y permite los estudios analíticos,  ya que considera estudiar por separado los factores  lo que da una perspectiva más global y ayuda a enfocar el tratamiento.
El modelo de interacción que sigue un esquema monofactorial, ya que este considera  la clínica, donde solo se ven enfermos y no órganos aislados, solo se tiene acceso a los aspectos o factores fisiológicos  psicológicamente interpretaos.
Una vez planteada la necesidad de considerar los factores psicológicos, en una primera fase, el modelo  que se suela adoptar es el dual o acumulativo, es decir, existirían enfermedades somáticas y enfermedades psicosomáticas  para referirse al dolor injustificado; en una segunda fase se pasa a hablar de dimensiones o propiedades; la última fase consiste en abordar el problema  planteado  a un mayor nivel  de complejidad; es el enfermo, no la enfermedad, lo que es psicosomático. En este sentido, suele cumplir un importante papel los grupos d y organizaciones de autoayuda.
La enfermedad es un ámbito para el estudio psicológico, puesto que comprende cambios conductuales. Adoptando una perspectiva más amplia, que incluya  todo el proceso, hablaríamos  de cuatro comportamientos relevantes:
  1.     Comportamientos que mantienen la salud.
  2.     Comportamientos que previenen la enfermedad.
  3.         Comportamientos que constituyen recursos  cuando se ha detectado una enfermedad.
  4.        Comportamientos que previenen la  cronificación o la invalidez.

Algunos de los principales ejemplos de conductas de enfermar son:
  1.        Quejas e informes verbales.
  2.         Búsqueda de ayuda.
  3.        Selección del agente a quien recurrir.
  4.        Utilización de los sistemas asistenciales.
  5.        Cooperación en el tratamiento.
  6.        Cambios en las actividades habituales.
  7.         Cambios en los contactos o comportamientos sociales.

Lo más importante en la conceptualización de estos repertorios es que no se trata  de conductas reflejas ni tampoco de que dependan linealmente de la gravedad. No considerar las conductas  de enfermar  como reflejas reviste gran importancia desde el punto de vista conceptual y metodológico.
Las conductas de enfermar dependen de la enfermedad en interacción con los factores psicológicos, a su vez, las conductas de enfermar pueden intervenir en la evolución del cuadro. El mecanismo más fácil de entender es el que consiste  en dar lugar a factores mantenedores o etiológicos secundarios.
Las conductas de enfermar difieren de los individuos debido a que están determinadas por experiencias psicológicas pasadas. Y las diferencias serán especialmente marcadas  cuando  se trate de un proceso  crónico. Su aprendizaje tiene lugar muy pronto, como un elemento del proceso de socialización. En el caso de verbalización de los estados internos, el sincronismo entre la producción verbal de los educadores y el hecho referido es siempre más difícil y laxo que en el caso de un objeto. Esta es la razón por la cual el paciente  siempre informa mejor cuando se trata de una manifestación superficial o cutánea.
Por último, la fuente más importante de aprendizaje de las conductas de enfermar es la que tiene lugar a partir de la interacción con los profesionales, en el curso  de la historia de la enfermedad el paciente.

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